Hay una cierta similitud
Te has fijado que cuando experimentamos ciertas emociones o acciones, podemos tener expresiones como “me hierve la sangre”, “estoy que exploto como un volcán”, “esa persona fluye con la vida”, “él es livianito de sangre”, etc.
Como si hubiera cierta similitud entre las cualidades de un elemento y lo que manifestamos como seres humanos. Pero ¿qué es la energía fuergo, aire, agua y tierra? ¿Cómo se manifiesta en el Ser? ¿Qué cosas nos permiten?
Somos movimiento y este se manifiesta en diferentes ámbitos y formas. Tierra, Agua, Aire y Fuego son energía que nos constituyen como seres humanos integrales y que son necesarias para distintos fines.
La tierra nos estabiliza, el agua nos deja fluir, el aire nos flexibiliza y el fuego nos activa. Algunas las tenemos en equilibrio y otras no. A veces pasamos por períodos de nuestra vida en que nos cargamos más a una y dejamos de prestar atención a las otras.
Cada persona, tiene variadas proporciones de estos elementos, algunxs tendemos a ser más de fuego y tierra, y otrxs más de agua-aire, u oscilamos entre el aire y la tierra, y así podrían existir tantas combinaciones de proporción como seres humanos hay en el planeta.
La energía tierra
La energía tierra la podemos evidenciar cuando somos capaces de quedarnos y perseverar. Nos moviliza hacia abajo, dándonos lo necesario para sentirnos segurxs y comprometidxs. Podemos dar estructura y organización a un proyecto, ser constantes en algún cometido. Nos predispone a conservar, planificar y cumplir lo que nos hemos propuesto.
Cuando está en exceso podemos volvernos rígidxs, dependientes de lo conocido, desconfiados, con un tremendo temor a perder el control y enfrentarnos a la incertidumbre.
Si está en déficit, puede aparecer una tendencia a la inestabilidad, donde no me quiero quedar ni comprometer con nada ni con nadie, no logro afianzarme materialmente, o me rindo fácilmente ante las dificultades.
La energía agua
La energía agua la podemos evidenciar cuando somos capaces de emocionar y fluir con apertura. Nos moviliza hacia atrás, de forma pasiva y suave, podemos ofrecer espacios de escucha y acogida, permitiendo que aparezca la sutileza. Nos predispone a sentir, escuchar y acoger. A través de esta energía podemos conectar con la ternura, la aceptación y la tranquilidad, de manera que accedemos a cooperar y conciliar.
Cuando está en exceso, nos cuesta sostener conflictos, tendemos a quedarnos en la indecisión, nos podemos volver sumixs y complacientes a riesgo de transgredirnos a nosotrxs mismxs.
Si está en déficit, nos dificulta fluir, abrirnos a otrxs, amar genuinamente, aceptar lo que no podemos cambiar, y la relación con los demás en general.
La energía aire
La energía aire la podemos evidenciar cuando somos capaces de ser en libertad y flexibilizar ante las situaciones de la vida. Nos moviliza hacia arriba y sin estructura alguna. Nos predispone a explorar cosas nuevas, innovar en las formas que hemos aprendido y buscar ideas. Nos conecta con el asombro, la liviandad, el poder hacer y recibir bromas, con la alegría y las ganas de celebrar cuando hemos alcanzado algún logro. Con esta energía podemos volver a ser niñxs y jugar, apreciar lo simple, permitirnos la posibilidad del cambio y, sobre todo, los sueños y las esperanzas.
Cuando está en exceso, podemos volvernos eufóricxs, sin considerar nuestros límites, y perdemos la capacidad de permanecer o consolidar algo.
Si está en déficit, nuestra vida se vuelve aburrida, nos desagrada sobremanera cualquier cambio, no podemos imaginar “lo posible” para nostrxs y nos quedamos sólo con “lo probable” y tendemos a mirar todo con demasiada seriedad o profundidad.
La energía fuego
La energía fuego la podemos evidenciar cuando salimos a dar nuestras batallas. Nos moviliza hacia adelante, dándonos dirección para lograr objetivos, resolver problemas, o impulsar situaciones. Nos conecta con la pasión, el entusiasmo, la rabia y la seducción. Es una energía de empuje y avance, es decir, que da cuenta de nuestra voluntad.
Cuando está en exceso nos podemos volver irascibles, prepotentes, invasivxs, perdiendo la capacidad de escuchar o detenernos.
Si está en déficit nos quedamos atrapadxs en nuestros miedos, nos volvemos cobardes, nos cuesta conectar con lo que nos enciende las ganas de vivir y hacer, no vamos por lo que queremos, nunca luchamos por lo que nos parece justo, nos pasan a llevar pero decimos “pa qué voy a pelear por eso”, todo con tal de no tener conflictos.
Todas son necesarias
Si lo pensamos unos momentos, podremos ver que para terminar de ser y hacer en el mundo, necesitamos de las 4 energías en equilibrio, de modo que tengamos la posibilidad de disponer de ellas para cada situación particular, de lo contrario tenderemos a movernos siempre sólo con una parte, cuando en realidad, están a nuestro alcance todas, sólo tenemos que fortalecer las que están en déficit y dejar tranquilas las que están en exceso, (que ya no necesitan entrenamiento, pues están más que aprendidas).
¿Qué combinación de energías crees que predominan en ti hoy? ¿Cuál necesitas fortalecer?
4 elementosaprendizajeaprendizaje integral transformacionalenergía de los elementostransformacióntransformación humana