La belleza de este arcano es el optar por lo que amamos, lo que nos apasiona y nos produce gozo en la vida. En su sombra, aparecen formas de ser y comportamientos que nos dificultan ese “poder elegir lo que queremos”.
Observando…
Tiene su cuerpo inclinado hacia un lado y la cabeza hacia el otro, mientras sus pies están en ambas direcciones, no sabemos cuál es su intención, se encuentra en pleno dilema. Pareciera querer avanzar, pero al mismo tiempo mira hacia atrás, quizás con un cierto temor de perder algo.
A la izquierda y derecha tenemos dos personajes que toman al joven de distintas partes, como si quisieran jalarlo o hacerle notar su dominio en algún aspecto. Quizás intentan hacerle una oferta para que se decida por una de ellas, pero el joven ¿tendrá los cojones para decidir? ¿podrá asumir las consecuencias?
Un ángel, Cupido, está sobre su cabeza, el joven ni siquiera se ha dado cuenta de ello, y mientras sigue pasando el tiempo, y la flecha de Cupido tiembla, impaciente porque no hay decisión, es probable que el ángel lance su tiro y obligue al joven a tomar un camino, y él le llamará destino.
Confusión y dependencia
El Enamorado en su lado sombrío teme salir de su zona de confort, de lo conocido, teme perder ciertos “beneficios”, no quiere perder “ni pan ni pedazo”, “no come no deja comer”, oscilando constantemente entre el “sí, pero no” evidencia así poca claridad y coherencia entre lo que siente, piensa y hace; es la confusión en persona, y ello genera que también las señales que da a su entorno sean poco claras, incluso manipuladoras, pues ese dar y quitar, genera dependencia (emocional, material, física, mental, etc.) para sí mismo y para los demás.
Quizás es así, porque es la forma de amor que aprendió, podría ser que su madre acostumbre a decirle cosas como “tú sal con tus amigxs, yo me quedo sola, pero no importa ve y pásalo bien” o “si tu haces x, te dejo de pagar tus estudios”. Entonces el temor a desobedecer los mandatos conscientes e inconscientes de la madre o núcleo familiar, es más potente que el deseo de hallarse a sí mismo y escoger su propio camino.
Cobardía y complacencia
Es un ser en medio de una encrucijada, que no termina nunca decidir, de “cortar el queque”, prefiere “no mojarse el potito” y así quedar bien con todo el mundo, aún si eso implica transgredirse a sí mismo; es el eterno complaciente, que se sobreadapta a los demás para “no tener problemas”. Se conecta fácilmente con la cobardía, pues no tiene la fuerza suficiente para sostener el conflicto de decir NO a alguien o algo en pro de su bienestar.
Inmadurez e ingenuidad
El Enamorado se encuentra en una inmadurez, con cierta tendencia a la ingenuidad, un síndrome de Peter Pan. Insiste en creer que al no decidir todo seguirá perfecto, que podrá continuar siendo niño y nunca tomar la responsabilidad de sí mismo ¿para qué? para tener a quien culpar de todas las cosas que no le resultan, y así justificar “todo lo malo que el mundo ha sido con él, por lo que no ha podido elegir lo que quiere y desea para su vida”. Lo cierto es que el optar por quedarse sin decidir tiene una enorme consecuencia, que es el estancamiento de su proceso de aprendizaje.
Falsa identidad
Es alguien que espera que los demás decidan por él, pero ¡Enamorado amigo mío! si los demás deciden por ti, si siempre estás a merced de las circunstancias, nunca sabrás quién eres en verdad, terminarás construyendo una falsa identidad, no sólo en cuanto a gustos y preferencias, sino también respecto a tu poder personal, filosofía de vida y propósito. Es algo que tarde o temprano te hará caer en un hoyo más profundo y tormentoso que si te hubieses atrevido a desafiar tu zona de confort.
Patrones inconscientes
El hecho que no sepa que Cupido está allá arriba, detrás de él, nos habla de una persona que actúa gobernada por el inconsciente (personal o familiar).
Nuestro Enamorado no es capaz (o no quiere) asumir la responsabilidad de “mirar y mirar-se”, de hacerse cargo. Podríamos imaginar que cuando C.Jung dijo “hasta que lo inconsciente no se hada consciente, seguirá dirigiendo tu vida y tú le llamarás destino”, en realidad le estaba hablando al joven indeciso de esta carta.
¿Qué le dirías tú al Enamorado sombrío?
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