Nos confundimos
Me he fijado que a veces cuando pregunto a las personas ¿cómo te gustaría sentirte? me responden lo que les gustaría hacer, o si les pregunto cómo se sienten, me responden lo que no pueden hacer.
Es decir, que confunden hacer con sentir, lo cual es algo bastante común en nuestra sociedad, dado que no nos educan emocionalmente y tampoco nos enseñan a distinguir lo que nos sucede.
Nos protegemos
Este comportamiento, siendo un factor cultural, también tiene una cuota de experiencia individual.
Si de pequeñxs nos han invalidado por “sentir”, por ser “sensibles”, o si hemos experiementado mucho dolor en el pasado, entonces vamos a buscar la manera de protegernos creando muros, en forma de creencias, actitudes y reacciones que marcarán la distancia.
Dentro de esos mecanismos está el no entrar en contacto con nuestro sentir y esa es una de las razones por las cuales respondemos con el “hacer” ante preguntas sobre “sentir” (emocionar).
Pero ¿qué es sentir? ¿te lo has preguntado alguna vez? ¿cómo es esto de las emociones? Para mí sigue siendo una cosa media misteriosa, a pesar de los cursos e instrucción que he recibido. De alguna manera todo ello es útil para entender un poco, pero en sí mismo, el emocionar es un fenómeno súper impreciso.
Comparemos el emocionar con el cuerpo y la mente: cuando nos dicen “cuerpo”, es algo tangible, claro, palpable; si nos dicen “mente”, sabemos que es cerebro, pensamiento, ideas; pero cuando nos dicen “emociones” es como ¿ah? ¿what? ¿me puede repetir la pregunta por favor?
Las emociones y el sentir
Entonces, ¿qué son las emociones? ¿dónde están?… y lo único que les puedo decir es que están en todo nuestro Ser, que son como un intermedio entre el cuerpo y la mente, que influyen en ambos aspectos, que pueden dominarnos o habitarnos por completo, expandirse o contraerse, cambiar nuestra energía y la del entorno.
Sentir es entrar en esa parte medio material medio etérea de nosotrxs, es percibir y quedarse en ese nervio, en ese dolor, en esa chispa, en esas ganas, en eso rico.
Sentir es conectar y dejar por un momento que ese “no se qué” nos invada y permita que salga de nosotrxs “el hacer” que tiene que salir, sean lágrimas, risas, abrazos, te quiero, basta!, aléjate!, suspiros, conversaciones y mucho más. Las emociones son un combustible y están antes de nuestro “hacer” o de nuestro actuar.
A veces el sentir nos mueve tanto, que revoluciona nuestro mundo, y claro como no nos gusta perder el control, pensamos que no es buena idea darle espacio a las emociones, pero la verdad es que la mayor parte de las decisiones que tomamos están condicionadas por lo que sentimos más que por lo que pensamos, estemos o no conscientes de ello. Así que eso de “dejar las emociones fuera” es una gran falacia.
Ejercicio
Te invito a realizar este ejercicio para conectar con tu sentir:
- Cierra los ojos y respira 3 veces
- Recuerda una acción que hayas realizado hoy
- Luego ve a lo que estabas experimentando internamente antes de realizarla, recurre al recuerdo de cómo estaba tu cuerpo y sus sensaciones, minutos o segundos antes de ese actuar.
- Trata de identificar qué sentías internamente (frustración, rabia, pena, abandono, alegría, placer, etc.).
- Cuando la hayas identificado, toma una respiración profunda y abre los ojos.
Eso es todo, quédate con eso que descubriste sin cuestionar.
Cuando dejamos de sentir, también dejamos de vivir