Me gusta mucho trabajar con el tarot y es bien interesante cuando necesitamos mayor claridad para mirar una situación y tomar mejores decisiones, y cuando hablo de mejores decisiones no me refiero a sólo lo que queremos, sino que a veces pueden ser decisiones difíciles que van en contra de nuestro deseo, pero que finalmente necesitamos realizar para crecer y avanzar, por ejemplo: cortar un vínculo, dejar de insistir en conversaciones donde no hay interés, aceptar que el/la otr@ no va a cambiar, son algunos ejemplos de decisiones que no son agradables, pero sí necesarias para nuestro Ser y que pueden aparecer como sugerencia a través del tarot.
Preguntar por las parejas y no por mí
La cosa es que me gusta tanto conectar con el tarot, desafiarme a mirar con espontaneidad cada carta, por más conocimiento que tenga de ella, que termino haciendo preguntas sobre otras personas. ¡Adivinen! sobre personas con las que salgo jajaja.
Qué tipo de preguntas hago:
- ¿En qué proceso interno está esta persona?
- ¿Dado ello, quiere aventurarse a más?
- ¿Desde qué espacio emocional se ha acercado a mí?
- ¿Cuál es su mirada de este encuentro?
- ¿Cuál es su mayor miedo?
Y así, se me pueden ocurrir muchísimas más. El punto es que me di cuenta de algo crucial! Siempre preguntaba por el otro, pero nunca me hacía las mismas preguntas a mí, para mirarme yo, ahí me dije “vaya incoherente que eres Chantall, tanto que dices que el tarot es para conocerse un@ mism@ y ahorita todas las preguntas son para afuera”. Y pensé “oooo ¡changos! ¡tienes razón! pues bien, cada vez que quiera preguntar por otro, voy a sacar cartas para mirarme a mí misma también.
Descubrí que el miedo es mío
Y así comencé a hacerlo y fue tremenda decisión, porque pude ver cómo siempre quiero mirar si el otro está sano emocionalmente, cuando en realidad soy yo la que tiene miedo, la que le cuesta mostrarse, la que le cuesta abrirse a nuevas posibilidades en pareja, la que alimenta ese afán de no querer sufrir; soy yo la que tiene heridas todavía y desde ellas albergo un miedo, que hoy pide ser trascendido. En el espejo de las cartas vi ese miedo y mi potencial.
Expongo esto, porque cuántas veces le preguntamos al tarot cosas sobre los demás, sobre la situación, sobre el entorno y olvidamos preguntar por nosotr@s, para ver nuestros puntos ciegos y desafíos; para que nos quite un poco de esa arrogancia inconsciente de sentir-pensar que “es el/la otr@ el que puede estar mal, no yo”, y nos conecte con la humildad de reconocer nuestras heridas y dolores. Esa es la magia de las autolecturas.
Trascender un miedo puede significar disfrutar
Quisiera mencionar algo más, a veces el “trabajo” de superar un miedo, es aceptar disfrutar y compartir lo bueno que trae la vida. Quizás cuántas cosas bellas hemos tenido la oportunidad de vivir, pero desde el miedo, le buscamos lo que “falta”, lo “no resuelto”, lo “insano”, lo “no trabajado”, lo “incorrecto”, las millones de excusas para no disfrutar, porque hay una creencia escondida de “no soy merecedor@ de algo tan bueno”. Cuando vinieron esos pensamientos a mi mente me dije: ¿por qué no? A ver Chantall dame una razón por la cual no te merezcas lo mejor, y quedé en silencio.
Así que cuando tengas pensamientos y sentires así, háblate “¿a ver por qué no? na que ver po, te merecí el mundo entero, así que voh dale, sé que da miedo, pero voh dale, quizás esta vez tu aprendizaje es aceptar y reconocer con valentía lo que mereces, y no pasarla mal, sino de maravilla”. Es lo que me mostró el tarot esta vez para mí, quizás también tenga eco en ti.
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